Técnicas y estrategias para disparar la motivación en tus empleados (y en tu propio trabajo)

“No me siento motivado”, “he perdido la ilusión”, “mi equipo no parece motivado, hacen las tareas de manera mecánica”… Son algunas de las frases que escucho habitualmente en el mundo de la empresa. ¿Qué tal si hablamos de estrategias y técnicas para disparar la motivación en tus empleados?

“No me siento motivado”, “he perdido la ilusión”, “mi equipo no parece motivado, hacen las tareas de manera mecánica”… Son algunas de las frases que escucho habitualmente en el mundo de la empresa. ¿Qué tal si hablamos de estrategias y técnicas para disparar la motivación en tus empleados?

El término motivación deriva de la palabra “motivo”: según la definición de la Real Academia de la Lengua, “que mueve o tiene eficacia o virtud para mover” y, en su segunda acepción, “causa o razón que mueve para algo”.

Cuando hablamos de motivación estamos haciendo pues referencia a un estado interno impulsor que activa nuestra conducta.

motivacion drae

Es decir, la motivación es aquello que nos impulsa a la acción. Es un proceso psicológico que se encuentra en la base de nuestra existencia y hace referencia al deseo de cubrir una necesidad. La motivación nos mueve a realizar determinadas acciones y conductas y no otras y nos da la energía para llevarlas a cabo.

Siendo así, comprenderás lo importante que resulta que tu equipo, y tú mismo, sintáis motivación hacia vuestro trabajo, vuestro proyecto, la empresa.

¿Cómo puedes mantenerte motivado o influir en la motivación de tu equipo? ¿Qué variables psicológicas, fisiológicas y cognitivas afectan a la motivación? Vamos allá.

¿Qué es la motivación?


La motivación, junto con la emoción, es un proceso cognitivo que se caracteriza por activar y dirigir la conducta humana hacia una meta concreta. Y precisamente ahí radica su fuerza y su poder.

Comprendiendo cómo se produce este proceso en la psique humana tendrás muchas claves para liderar a tu equipo, y a tu propio trabajo, con mayores posibilidades de éxito.

Y para eso te puede ayudar mucho la psicología de la motivación, es decir, la parte de la psicología que se encarga de estudiar la relación entre nuestros impulsos, nuestra emoción y nuestros anhelos, cómo se generan y, sobre todo, las condiciones que deben producirse para hacerlos realidad.

Seguro que has oído hablar de Maslow y su famosa pirámide. Es una de las cunas de la psicología motivacional.

La motivación entre los empleados y las personas que trabajan dentro de un equipo debería ocupar un lugar central en toda gestión de recursos humanos. Es fundamental que tu equipo esté motivado cada día, porque de esta manera alcanzarán un rendimiento óptimo, se comprometerán con la empresa y participarán de ella durante mucho tiempo.

Así que, si quieres impulsar la productividad dentro de tu empresa, una muy buena disciplina a desarrollar es precisamente la psicología de la motivación.

¿En qué te puede ayudar mantener un alto nivel de motivación en el trabajo?


Ya sabes que creo firmemente en el humanismo empresarialLas empresas son las personas que la componen, y son ellas las que pueden impulsar su éxito. Por eso, encontrarás muchos beneficios si cuidas el bienestar y la felicidad de tus empleados.

La motivación de tu equipo es clave para su bienestar. Cuando una persona está motivada trabaja mucho más y da lo mejor de sí en una mayor medida. Esto hará que mejore el rendimiento en el trabajo y tengas empleados y colaboradores eficientes que harán suyos los objetivos empresariales.

Además, la motivación laboral te ayudará a retener el talento dentro de tu empresa, porque una persona que esté a gusto y se sienta escuchada, valorada y respetada no querrá irse a otra organización.

Por el contrario, la falta de motivación se relaciona con una menor productividad, altas tasas de rotación y absentismo, mucha mejor implicación en el trabajo… Y estoy segura de que no es eso lo que quieres para tu equipo, ¿verdad?

Tipos de motivación


Cuando hablamos de motivación debemos tener en cuenta que esta se puede producir tanto en nuestro interior como venir desde nuestro exterior. Considerando pues si el origen del estímulo motivacional es interno o externo, podemos decir que existen dos tipos de motivación:

  • La motivación intrínseca deriva de factores internos y nos habla de comportamientos y actitudes que se realizan poque el propio individuo tiene un interés especial o disfruta de la tarea de una manera genuina. Es decir, la motivación intrínseca procede de la persona, de su psique, sus inquietudes y gustos, no de la sociedad ni del interés por obtener una recompensa externa. Por lo tanto, en este caso el origen del estímulo podría ser un deseo de superación o crecimiento personal, ganas de crecer o aprender o incluso la satisfacción personal que produce hacer las cosas bien.
  • La motivación extrínseca, por el contrario, es la que procede de factores externos y nos habla de comportamientos que se realizan para recibir algo de los demás. En este caso, el origen de la motivación podría ser el deseo de conseguir una recompensa o reconocimiento por parte de la organización, como una promoción en el trabajo, incluso el anhelo de ser reconocido o querer evitar una posible reprobación.

Variables que afectan a la motivación


¿Y cómo conseguir que una persona esté motivada? ¿Qué variables pueden impulsar una buena o una mala motivación?

Hay varios factores que afectan a la motivación.

  • Por una parte, tenemos factores fisiológicos como son los impulsos, la activación y los incentivos. Estos estarían más relacionados con la motivación extrínseca.
  • Por otra parte, encontramos factores cognitivos, como son las expectativas y las metas. Estos factores estarían más relacionados con la motivación intrínseca.

Factores fisiológicos que influyen en la motivación


  • El primer factor o variable fisiológica que activa la motivación es el impulso.

Clark Hull definía el impulso como un estado interno del organismo que genera tensión y nos activa a la realización de ciertas acciones con el objetivo de reducir dicha tensión.

Por ejemplo, tenemos la necesidad de conseguir comida, entonces aparece el impulso hambre que nos activa para comer. Esta activación funciona como una alerta que busca reducir la tensión inicial.

  • La segunda variable fisiológica es la activación, que guarda relación con el rendimiento.

La conocida Ley de Yerkes – Dodson (1918) muestra que el rendimiento de la persona mejora cuando se alcanza un nivel óptimo de activación y decae cuando se superan dichos niveles óptimos.

Si partimos de una situación de baja motivación, aburrimiento o apatía, los nuevos estímulos que se reciben favorecen la activación hasta situarse en su punto óptimo. Pero si superamos este punto, llevaremos a la persona a una situación de estrés que finalmente conducirá al colapso.

Seguro que has visto personas que se activan muchísimo y parecen imparables. Estas personas están en ese punto óptimo de activación de la motivación. Pero cuando alcanzan ese punto óptimo mencionado, su motivación corre el peligro de decaer.

¿Significa por tanto que la motivación es como jugar en una cuerda floja?

  • La tercera variable fisiológica que afecta a la motivación es el incentivo.

El incentivo es un estímulo externo que sirve para motivar a la persona a hacer alguna cosa. Estamos por lo tanto hablando aquí de una motivación extrínseca, esa que procede no del interior de las personas y de un deseo de crecimiento y superación personal sino de un anhelo de lograr una recompensa externa.

Hay muchos tipos de incentivos, como los primarios y los secundarios o los positivos y negativos.

Los incentivos primarios son incentivos naturales e innatos, mientras que los secundarios son aprendidos, como por ejemplo el dinero.

Por su parte, los incentivos positivos nos sirven para repetir conductas, mientras que los negativos nos sirven para todo lo contrario: que no se repitan las conductas. Efectivamente, un incentivo positivo sería un premio y un incentivo negativo es un castigo.

Variables cognitivas que afectan a la motivación


Además de las variables fisiológicas, también existen una serie de variables cognitivas que tienen mucho que decir a la hora de impulsar (o frenar) la motivación. Estas son:

  • Las expectativas. Se trata de la anticipación de eventos futuros y las creencias que tenemos alrededor de estos eventos. Por ejemplo, las expectativas de eficacia y de resultado son la idea que tenemos acerca de la eficacia y el resultado que queremos y podemos alcanzar.
  • Las atribuciones. Es el proceso por el cual interpretamos los eventos. Las atribuciones son lo que pensamos sobre nosotros mismos. Por ejemplo, podemos relacionar que cuanto más nos esforzamos o más habilidades tenemos, mejores resultados obtendremos.
  • Las metas. Es el nivel de rendimiento que se espera alcanzar al realizar ciertas conductas. Las establecemos de forma intencionada y por anticipado. Para que sean motivadoras, las metas deben ser específicas, concretas, temporalizadas, próximas y con cierta dificultad. Las metas a corto plazo resultan más motivadoras que las metas a largo plazo.
  • El motivo. Es lo que hace que hagamos algo, nuestro propósito.

La motivación y la pirámide de Maslow


Seguro que has oído hablar de la famosa pirámide de Maslow, ¿verdad? Pues bien, Maslow y su pirámide son una de las bases más importantes de la psicología motivacional. Cada uno de los niveles de su pirámide representa un motivo, un propósito por el que hacer algo.

  • Abajo del todo, en la base, encontramos las necesidades primarias, como alimentarse o respirar.
  • En un segundo nivel tenemos las necesidades de seguridad que hacen que busquemos sentirnos protegidos, como por ejemplo podría ser tener cierta estabilidad financiera.
  • Vamos subiendo poco a poco y encontramos, en el tercer nivel, la afiliación. Es decir, la necesidad de pertenencia.
  • Después tenemos las necesidades de autoestima: el reconocimiento, la reputación y la autoevaluación.
  • Finalmente, en la cúspide encontramos la autorrealización, que solo se alcanza si se han desarrollado previamente los demás niveles.
piramide de maslow

A nivel empresarial, siguiendo la pirámide de Maslow, las necesidades primarias hacen referencia a que las personas tengan un salario digno y unas condiciones de trabajo aceptables.

Si pensamos en estas necesidades primarias y vemos que no están bien cubiertas en nuestra empresa, resultará muy difícil que podamos influir en el nivel de motivación de las personas.

Sin embargo, si ya las tenemos cubiertas podremos pensar en factores que tienen que ver con que las personas se sientan seguras en la empresa, sientan que pertenecen al equipo, que se reconoce su trabajo y, finalmente, que pueden autorrealizarse y crecer personalmente dentro de la empresa.

Entonces habrás logrado que esa persona esté altamente motivada y dé lo mejor de sí misma para el bien común.


Como ves, esto de la motivación es algo complejo. Si revisas los factores que influyen en ella, podrás encontrar, sin duda alguna, áreas de mejora. ¿Quieres que hablemos y revisemos juntos cómo trabajar la motivación dentro de tu empresa?

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