El verano está llegando a su fin, y mientras reflexiono sobre estos últimos meses, no puedo evitar sentir una profunda sensación de plenitud y gratitud. Este verano ha sido un tiempo de conexión, de aventuras y de momentos de paz que me han permitido recargar energías y reconectar conmigo misma y con quienes más quiero.
He tenido la fortuna de pasar tiempo de calidad con las personas que son más importantes en mi vida. Los días compartidos, las risas, las largas charlas y los silencios compartidos me han recordado lo valioso que es rodearse de amor y de compañía sincera. Cada encuentro ha sido una oportunidad para fortalecer lazos y crear nuevos recuerdos que llevaré conmigo a lo largo del año.
Además de los momentos compartidos, he podido disfrutar de la libertad que brinda el verano para explorar nuevos horizontes. Los viajes que he realizado me han permitido descubrir nuevos lugares, experimentar culturas diferentes y ampliar mi perspectiva. Sin embargo, lo que más he valorado ha sido la posibilidad de equilibrar estos momentos de aventura con otros de trabajo sereno y dedicado.
Este verano no solo fue tiempo de desconexión, sino también de reconexión con mis pasiones. Practicar yoga me ha ayudado a mantenerme centrada y en equilibrio, mientras que salir a correr y patinar me ha dado la energía necesaria para mantener mi cuerpo en movimiento. Estos momentos de actividad física han sido no solo una manera de mantenerme saludable, sino también una vía para liberar tensiones y conectar con mi ser interior.
Sobre todo, he aprendido a hacer las cosas despacio, permitiéndome disfrutar de cada instante. En un mundo que constantemente nos empuja a la velocidad y a la productividad, he encontrado en este verano un espacio para frenar, para escuchar mi propio ritmo y para actuar desde un lugar de calma y tranquilidad.
Ahora le digo hola a septiembre con energía e ilusión, pero también desde la calma. Este mes me trae la oportunidad de continuar posicionándome en el mercado, aportando toda mi experiencia en liderazgo y crecimiento empresarial. Septiembre me trae nuevas personas a mis mentorías: hombres y mujeres con ganas de crecer, nuevos alumnos para formaciones renovadas en ventas y gestión de personas.
Además, me emociona la colaboración con clientes y colaboradores maravillosos, con quienes compartiré superación, alegría y un profundo amor por todo lo que hacemos. Estoy lista para que empiece el curso, con el corazón lleno de gratitud y la mente abierta a todas las posibilidades que están por venir.
Vamos allá, que empiece el curso.